La Estación Central de Ferrocarriles de la Habana es un lugar poco visitado, pero el centenario edificio, pese a tener un interior decadente es poco y mal aprovechado, con servicios penosos, instalaciones deficitarias y un pobrísimo sistema señalético e informativo, conserva un "contenedor" arquitectónico de 1913 muy reseñable, de estilo ecléctico pero con cierto aire "español" con toques platerescos.
En sus aledaños, bastante desastrados, se encuentra unas pequeñas rotondas ajardinadas donde se ubican viejas máquinas de tren que en otros tiempos dieron servicio en la isla.
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