Bajo mi punto de vista, el Museo de la Revolución, ubicado en pleno centro de La Habana, es de obligatoria visita para cualquier persona que visite la ciudad y tenga una mínima inquietud histórica.
Tiene valores importantes. Por un lado es un edificio que ha protagonizado importantes hechos históricos en sí mismos, y por otro porque aloja una serie de objetos con gran valor patrimonial, perfectamente utilizados por el sistema como elementos de propaganda.
El edificio tienen una interesantísima historia. Originalmente estaba destinado a sede provincial del poder local, hablamos de 1909. Realizado por un estadounidense, decorado interiormente por Tiffany Studios, recubierto en paramentos y escalera por mármol de Carrara. Por lo visto, en 1917, la primera dama quedó prendada, (por ubicación y magnificiencia) por este lugar e impulsó al entonces Presidente, Mario García Menocal, ha convertirlo en Palacio Presidencial.
En la planta bala se alojaron espacios técnicos, y en la segunda, como en la actualidad, estaba el despacho presidencial, la sala del consejo de ministros y varios salones muy ricos para actos y protocolo. Tras la Revolución de 1959 se utilizó como espacio de poder hasta 1974 donde ya pasó a ser Museo de la Revolución.
La instalación museística es como todas en Cuba, de gran pobreza y austeridad, pero limpia y ordenada. Piezas de poco valor crematístico y gran valor simbólico. En la primera planta, en consecutivas salas, se aprecian materiales , emblemas, armas, fotografías, planos, piezas de empresas norteamericanas pre-revolucionarias, de interesante lectura y siempre tendenciosas en literatura. En la parte de abajo aún se conservan agujeros de bala de la toma del palacio. La escalera tiene una interesante áurea, con esa riqueza decadente, sobria decoración, pero con toda la fuerza de la bandera cubana caída en el patio desde un balcón superior.
El Museo incluye, en la entrada y el patio interior, una serie de vehículos militares e históricos con gran valor simbólico. Destaca el Yate Granma, vehículo utilizado por Castro en su "invasión" de la isla (en un pabellón acristalado y sin acceso), en el exterior camiones míticos, todo-terrenos usados por Fidel y Raúl Castro en sus acciones, restos de naves norteamericanas, tanques y vehículos blindados como el tanque utilizado por Fidel en Bahía de Cochinos. Todo ello fue visitado casi en soledad y con tan solo un grupo de soldados vigilándonos. Un lugar interesantísimo de ver a precio imposible para cubanos teniendo en cuenta el nivel de vida del país.
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