El Ayuntamiento de Bremen es una auténtica joya. Pero si uno quiere vivir una experiencia completa, a un precio bastante módico, merece la pena coger mesa y mantel en el Bremer Rastkeller, un restaurante ubicado en las bodegas del edificio, que contiene impresionantes cubas deliciosamente decoradas con diversas temáticas.
Desde que fue construido a principios del siglo XV esta bodega sirvió para almacenar y vender los caldos locales. Son impresionantes sus pequeños comedores privados donde tantas y tantas transacciones y contubernios se habrán urdido. Impresionante la galería de personajes que han pasado por sus mesas, desde Otto Von Bismarck, Brahms, Gogol, Hitler, Strauss, Wagner o el propio Kaiser Guillermo.
Comimos un delicioso plato de salmón marinado (excelente) y un buen filete empanado. Comida sobria y austera, sin artificios, calórica y poco sofisticada, como es habitual en estas latitudes.
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