miércoles, 21 de julio de 2021

RECONSTRUIR TU ESENCIA PARA NO OLVIDAR QUIEN ERES

Tras diez días de camino por más de 17 localidades alemanas no hace más que crecer mi respeto y admiración hacia ciertos aspectos de la idiosincrasia germana que me resultan admirables.

Alemania, muchas de sus ciudades más importantes, sufrieron devastadoras destrucciones por bombardeos en la Segunda Guerra Mundial, ocasionado en algunos casos la desaparición de más del 85% del corpus arquitectónico de dichas localidades. Ciudades como Kassel, Frankfurt, Berlín, y tantas otras, sufrieron el furor de los bombarderos británicos. Alojar industria, fábricas o simbología acabó con su patrimonio y su imagen de ciudad de cara al mundo.

Pero el alemán tiene unas raíces muy profundas, la autoestima alta y una educación poderosa, que lleva hacia un nivel cultural medio-alto. La conservación, la documentación, el rigor, la puesta en valor de la historia y del patrimonio conlleva un alto nivel de calidad de archivo urbano. Y quieren seguir sabiendo quienes son y quienes fueron. Lo fácil (y en algunas ocasiones ineludible) es hacer tabla rasa y crear una nueva arquitectura, pero siglos de historia, de actividad, de cultura y de simbología obligan, en algunas ocasiones, a tirar de plano y volver a extraer la esencia de nuestros tatarabuelos, y devolver a plazas, puentes, avenidas y callejuelas, la matriz de su sentido, aunque no tenga la misma pátina del tiempo que conservaría en caso de no haber sido arrasada.

Empieza en cada portal, en cada museo y en cada verja, sigue en cada calle, jardín y balcón. Se apoya en un reencuentro delicioso con la naturaleza a través de parques y jardines trabajadísimos, pensados para uso y disfrute humano, y también de los múltiples animales que viven a sus anchas en espacios envidiables. Conocen lo que son y fueron y por eso, por su conocimiento, lo quieren y conservan, y eso les sube la autoestima, y eso les hace mejores y la pescadilla se muerde la cola el bucle sigue y avanzan imparables.

Tras las desastrosas lluvias de este verano, vividas a unos cientos de kilómetros del epicentro, asistí a las diferentes ruedas de prensa de los responsables políticos de la zona, también de la nación. Cero reproches internos, o muy pequeños, pero un claro mensaje que me llegó al alma: "Reconstruiremos cada puente, cada casa, cada plaza y cada carretera, sin escatimar esfuerzos". A ello se unía una actitud admirable de todas las localidades cercanas, gente en bicicleta pala al hombro yendo presta a echar una mano, gente con tractores, excavadoras y transportes, trasladándose a la zona problemática a dar servicio gratuito de sol a sol. Dolor sí, tristeza también, pero energía, acción y trabajo duro, pasando página para volver, cuanto antes a la esencia y recobrar el lugar al que tanto esfuerzo y cuidado habían dedicado.

El pueblo alemán, aunque hay de todo como en botica, tiene muchas cosas admirables, y pasear por la reconstruida plaza del Ayuntamiento de Frankfurt, los reconvertidos parques de Bremen o Kassel te recuerda alguna de ellas.



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